La odontología comprende todos los tratamientos necesarios para solucionar alteraciones como las caries o la gingivitis, producidas por una mala alimentación, hábitos higiénicos inadecuados o simplemente factores hereditarios.
Además la odontología general engloba todas aquellas acciones preventivas que nos ayudan a mantener una boca sana, incluso desde la infancia. Por este motivo DEL VALLE clinica dental cuenta con profesionales y tratamientos especializados en odontopediatría y odontogeriatría.
La malformación y la mala situación de los dientes es un calvario para mucha gente. Desde pequeño que hay que tener cuidado con cómo van creciendo los dientes, cómo se sitúan y van formando toda la estructura dental. Muchos casos se ven obligados a llevar los temibles aparatos. De eso trata la ortodoncia, la especialidad de la odontología que se ocupa de la corrección de la posición de dientes y huesos, y de los problemas en la forma de ocluir los dientes.
Actualmente existe un porcentaje elevado de la población con mal oclusiones, malas alineamiento de los dientes y malas posiciones dentarias que necesitan tratamiento de ortodoncia. Su efecto permite restablecer la funcionalidad de la boca, a la vez que mejora la estética dental y facial y, por lo tanto, aumenta la calidad de vida del paciente.
La ortodoncia puede mover un diente situado en una posición anormal hasta su posición adecuada. Además puede corregir rotaciones e inclinaciones, pues si los dientes no están bien alineados, pueden aparecer caries y enfermedades de las encías, así como padecer problemas en las articulaciones de la mandíbula.
Los tratamientos ortodónticos se pueden llevar a cabo con aparatos removibles o con aparatos fijos. Los aparatos removibles son los que quedan ajustados al perfil del paciente y se pueden extraer en cualquier momento. Los aparatos fijos son aquellos que van adheridos a la superficie dental mediante resinas y quedan tensados entre ellos gracias a un arco metálico. La fuerza aplicada por los arcos mueve los dientes con mucha precisión para que queden en la posición requerida.
Una vez realizada la inserción y activación del aparato de ortodoncia, se puede manifestar dolor y/o molestias por la presión producida durante la masticación o al apretar con fuerza los dientes. Además, son muy frecuentes las ulceraciones, debido al roce de los diferentes aparatos ortodóncicos en los tejidos blandos, que dificultan y limitan la alimentación y en algunos casos también el habla.
Luego sigue un proceso de adaptación y un cuidado del aparato en cuanto a la higiene oral para minimizar cualquier complicación durante el tratamiento de la ortodoncia. Los portadores de aparatos fijos son los que más cuidados deben mantener para que no se les cree placa bacteriana, se les produzcan gingivitis, caries o halitosis. Por eso es importante el uso de cepillos de dientes que tengan el perfil de los filamentos en forma de V que se adaptan a la forma de los aparatos de ortodoncia, junto con una pasta dentífrica y un colutorio con una formulación específica para portadores de ortodoncia.
En el caso de los aparatos removibles, se aconseja el uso de comprimidos limpiadores efervescentes que eliminan los restos de alimentos y el biofilm oral (placa bacteriana) adheridos al aparato.
Además de mantener una buena higiene bucal, conviene que los portadores de ortodoncia sigan unas pautas para mantener los aparatos en buen estado:
- No comer alimentos duros (frutos secos, pan tostado…) ni pegajosos y/o azucarados (chicles, turrones, caramelos…
– Tener cuidado con huesos de frutas y hortalizas.
– No cortar alimentos con los dientes.
Es un tratamiento eficaz a cualquier edad existiendo distintas alternativas ortodóncicas en función de cada caso.
Sus caries están afectando seriamente la vitalidad de sus dientes. Cuidado con ellas pues al infectarse sus dientes se vuelven frágiles y a cualquier agresión pueden caer.
¿Pero qué es lo que sucede con una caries?
Estas infecciones son la causa principal de las pulpitis o lesiones de la pulpa y las cuales se solucionan con endodoncias.
La endodoncia, también conocida como tratamiento de conductos, es el procedimiento que utilizan los odontólogos para eliminar -en parte o en su totalidad- la pulpa del diente y sellar el conducto pulpar. “Endo” es la palabra griega que significa dentro y “odont” en griego significa diente. La pulpa es la parte más interior del diente y está constituida por un tejido blando que contiene los nervios y los vasos sanguíneos. La parte del conducto que se encuentra en el interior de la corona se denomina cavidad pulpar, mientras la correspondiente a la raíz recibe el nombre de conducto reticular y es el que conecta con el hueso maxilar.
Las causas de la infección, inflamación y posible necrosis de la pulpa son principalmente las caries, pero no son las únicas. también pueden generarse por:
- Traumatismos.
– Abrasión, erosión y desgaste de dientes por el roce entre ellos.
– Defectos en los materiales o en el uso de algunos tratamientos restauradores.
Así el realizar una endodoncia muchas veces termina siendo un proceso irreversible para el paciente. Para la realización de una endodoncia es necesario anestesiar la zona en la que se va actuar. Posteriormente se realiza un agujero en la corona del diente para poder acceder a la pulpa, extraerla y así proceder a la limpieza del conducto. Luego se realiza la obturación y sellado del mismo y de la corona con materiales específicos. Al final de la intervención el diente quedará plenamente insensibilizado y aislado de cualquier otra parte del organismo. El proceso deberá seguir una correcta evaluación, un seguimiento posterior para verificar la efectividad y evolución de la endodoncia.
La formación de un endodoncista empieza después de la escuela de odontología y dura un par de años. Llevan a cabo los procedimientos de endodoncia rutinarios así como los que son difíciles y muy complejas, incluyendo el tratamiento del conducto radicular, cirugía de endodoncia y procedimientos especiales para salvar los dientes después de las lesiones dentales traumáticas. Al centrar su práctica en los procedimientos específicos como los tratamientos de endodoncia, cirugía y trauma, los endodoncistas son expertos en manejar una amplia gama de problemas complejos de endodoncia de manera eficiente. Las tecnologías avanzadas y técnicas especializadas utilizadas por endodoncistas les dan una visión muy precisa del interior del diente y les permiten tratar el diente de forma rápida y cómoda.
No se preocupe si el médico le ha recomendado practicar una endodoncia. Millones de dientes son tratados y salvados todos los años con este tratamiento. Al salvar su diente, un endodoncista puede ayudarle a mantener su sonrisa natural, para que pueda seguir comiendo sus alimentos favoritos y mantener su salud en general. ¡No hay nada que se ve, se siente o funciona mejor como el diente natural!
Debido a una enfermedad de gran prevalencia, de caries, de una enfermedad periodontal, por un traumatismo o hasta por falta de formación o de erupción una persona puede perder parte de su dentadura. Quedarse mellado, sin algunos dientes puede causar severos trastornos en el afectado sobre todo por lo que se refiere a la ingesta de alimentos. Además hay que añadirle el perjuicio estético que sufre. Por eso las prótesis dentales son la solución más efectiva para no sufrir ningún otro daño.
Las prótesis dentales son instrumentos o aparatos confeccionados en los laboratorios dentales, cuya misión es la suplir las piezas dentarias perdidas, para restablecer la función masticatoria y , muchas veces, contribuir a mejorar la estética del paciente.
Hay dos tipos de prótesis, las removibles y las fijas. Las prótesis removibles son aquellas que el paciente puede sacarlas de la boca cuando quiera, y la prótesis fijas quedan fijadas en la boca y el paciente no se las puede quitar.
Cuando hablamos de las removibles hay que tener en cuenta que pueden ser completas o parciales. Las completas son para aquellos pacientes totalmente desdentados, donde se incluyen todas las piezas dentarias. El principal quebradero de cabeza para médicos y pacientes con estos aparatos está en conseguir la sujeción y estabilidad que permita un buen funcionamiento masticatorio. Se han inventado multitud de sistemas para lograr esta correcta sujeción, pero cada caso es distinto del otro y hay que encontrar la solución adaptada a sus necesidades. Las mejores soluciones son implantes, sobre dentaduras con coronas telescópicas, attaches dentales o prótesis mixtas entre otras.
Cuando nos referimos a las PPR (Prótesis Parciales Removibles) hablamos de la rehabilitación del paciente parcialmente desdentado. Mediante este tipo de prótesis, se protegen las mucosas de los rebordes residuales, se evita el desplazamiento horizontal y vertical de los dientes remanentes y se distribuyen equitativamente las fuerzas oclusoras sobre las estructuras de soporte. El apoyo sobre las piezas dentarias puede ser con retenedores o ganchos y mediante anclajes o attaches.
Hay muchos casos pero que la solución para la dentadura requiere de una prótesis fija, que dure para siempre. Se trata principalmente de revestir, “enfundar” dientes naturales previamente desgastados con estas prótesis que proporcionaran una masticación casi natural, y un habla y una estética muy adecuada, sin movimientos. Estas fundas son mejor toleradas y producen menos problemas, aunque exigen más cuidado en la higiene dental diaria, y una vigilancia más frecuente por el dentista. Básicamente su uso viene dado en restaurar las partes deterioradas de los dientes (fundas coronarias o coronas simples), y reponer algunos dientes ausentes, en cuyo caso los dientes «postizos» (pónticos) que reemplazan a los naturales que faltan forman una estructura continua con las «fundas» que los sujetan a los dientes naturales vecinos desgastados (pilares). El proceso para estas fundas es largo y el paciente debe armarse de paciencia y irse adaptando a las nuevas sensaciones que le genera esta prótesis que se va cimentando lentamente. Una vez están bien fijadas, estas prótesis deben ser revisadas cada seis meses, para prever cualquier incidencia, así como el estado y ajuste de la prótesis. Si durante éste tiempo o con posterioridad detecta cualquier anomalía deberá acudir a la consulta, para dar una pronta solución
La periodoncia se ocupa de la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades y condiciones que afectan los tejidos que dan soporte a los dientes, para el mantenimiento de la salud, función y estética de los dientes y sus tejidos adyacentes.
Las principales enfermedades periodontales son la periodontitis y gingivitis (inflamación y sangrado de la encía sin afectar el hueso).
La gingivitis es una reacción inflamatoria de la encía, es de carácter reversible. Es fácilmente visible a la inspección y se produce en respuesta al acumulo de placa bacteriana. Es la forma más frecuente de las enfermedades del periodonto (tejido de soporte del diente), se presenta en todas las edades de los sujetos dentados. Si la gingivitis no es tratada, podría evolucionar y progresar hasta convertirse en periodontitis.
La periodontitis se caracteriza por la presencia de alteraciones de color, textura, forma de la encía y también por sangrado, retracción de las encías con exposición de raíz dental. En estadios más avanzados de la enfermedad puede aparecer movilidad dentaria y supuración, pudiendo llegar a producirse la pérdida de la pieza dental.
Las causas para la gingivitis pueden ser por:
- Factores locales (malas posiciones dentarias, traumas oclusores, obturaciones…) o presencia de placa bacteriana.
– Factores sistémicos, relacionados con el sistema endocrino (embarazadas, con diabetes…)
– Por consumo de determinados fármacos.
– Por déficit nutricional.
Similares causas pueden producir las periodontitis, como:
- Tabaquismo.
– Estrés emocional o físico.
– Cambios hormonales.
– Fármacos (anticonceptivos, corticosteroides).
– Infecciones agudas o enfermedades crónicas como la diabetes.
La gingivitis y la periodontitis afectan a dientes naturales, pero los implantes dentales también pueden verse afectados, no ellos mismos sino la mucosa que lo rodea. De hecho estos tejidos, llamados tejidos periimplantarios, presentan menor capacidad de respuesta frente a la agresión de bacterias en comparación con los tejidos periodontales.
La mucositis periimplantaria es la inflamación de la mucosa y los tejidos blandos que rodean a un implante sin signos de pérdida del hueso de soporte.
La periimplantitis se produce tras la progresión de la mucositis periimplantaria, en la que ya no sólo únicamente se ve afectada la mucosa periimplantaria sino también existe una afectación más interna, produciéndose una pérdida de hueso de soporte.
El diagnóstico de las enfermedades en las encías se hace a partir de la observación y es fácil que uno mismo pueda detectar las problemáticas. En el caso de la gingivitis, generalmente se observa enrojecimiento, inflamación y sangrado de la encía. La periodontitis se caracteriza por presentar enrojecimiento, inflamación, sangrado, recesiones de la encía, movilidad dentaria y pérdida de hueso alveolar que da soporte a los dientes.
Un tratamiento periodontal consiste desde la corrección de la técnica de higiene para el control de la placa bacteriana, hasta la eliminación de los factores desencadenantes de la misma (cálculos dentarios o sarro y bolsas periodontales). Un buen cepillado y el uso de antisépticos tales como la Clorhexidina y el Cloruro de Cetilpiridinio serán los primeros pasos para tratar estos problemas.
Según estudios realizados por la American Academy of Cosmetic Dentistry, el 80% de los encuestados encuentran que el rasgo más importante en el que se fijan al conocer a una persona es su sonrisa. En la sociedad de la imagen, una sonrisa vale más que mil palabras. Por eso cada vez más gente cuida bien que sus dientes estén correctamente alineados, blancos, que sus labios tengan un buen grosor,… Los especialistas en retocar estéticamente cualquier elemento de la boca son los odontólogos estéticos.Así entendemos que la estética dental u odontología estética aborda problemas relacionados con la salud bucal y la armonía estética de la boca en su totalidad. La odontología ya no es sólo un caso de empastes y extracción de los dientes, como ya lo fue durante muchos años. Hoy en día muchas personas recurren a “la odontología estética”, como una manera de mejorar su apariencia, como muchos de ellos que usarían la cirugía estética o incluso un nuevo peinado. Los tratamientos se pueden utilizar para enderezar, aclarar, reformar y reparar los dientes. Tratamientos cosméticos que incluyen carillas, coronas, puentes, empastes del mismo color del diente, implantes y blanqueamiento dental. Son tratamientos sencillos, indoloros y se pueden realizar en una sola sesión sin necesidad de desgastar los dientes, logrando resultados 100% efectivos.Fijémonos en uno de los tratamientos más solicitados, el blanqueamiento de dientes. Hay diversos métodos para blanquear los dientes. Se pueden comprar productos blanqueadores para uso diario en una farmacia o seguir las indicaciones de su dentista. Los productos contienen peróxido de hidrógeno o peróxido de carbamida. Debido a que estos productos se descomponen, el oxígeno entra en el esmalte dental, aclarándolos. Así mismo, los dentistas pueden usar láser para conseguir este resultado.Pero lo mejor para el blanqueamiento está en la prevención y el cuidado del esmalte de tus dientes para que no pierdan color. Las acciones más efectivas son:- Eliminar el sarro acumulado.– Seguir los consejos de prevención de caries.– Cepillarse los dientes con regularidad. Hay que tener cuidado con ciertas pastas dentales blanqueadoras ya que son un tanto abrasivas.– No fumar o, en caso de tener ese hábito, abandonarlo.– Reducir el consumo de bebidas y alimentos con altos niveles de colorantes con el fin de que no aparezcan, o sigan apareciendo, manchas en sus dientes.Otro tratamiento estético que hay que cuidar está relacionado con los empastes. Cuando nos encontramos con la obligación de colocar uno o varios recubrimientos en nuestra dentadura debemos tener en cuenta que la opción más estética será la de los empastes de resina realizados a través de un material plástico que recibe el nombre de composite. Estos empastes cuentan con el mismo color natural que el diente. Cabe decir que no todos los pacientes podrán optar a un empaste de este tipo. Cada caso requiere un tipo u otro de empaste, dependiendo de la presión que tengan que soportar, es decir del tamaño de la caries.
La cirugía maxilofacial no repara solamente dentaduras. Su zona de actuación abarca cráneo, cara, cabeza y cuello, cavidad oral y maxilares. Esta especialidad se ocupa del estudio, prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las enfermedades congénitas y adquiridas en estas zonas.
Los pacientes que podrían necesitar una cirugía maxilofacial:
• Pacientes con cáncer.
• Personas con un tumor facial.
• Las víctimas de un accidente.
• Personas con paladar hendido.
• Personas que nacen con una deformidad facial.
• Pacientes con daños en el nervio.
• Personas que presentan severos problemas de ortodoncia.
• Personas con una severa enfermedad en la encía.
Al trabajar en un territorio anatómico muy complejo, la especialidad abarca una gran variedad de procedimientos. El cirujano maxilofacial realiza desde extracciones de muelas del juicio o colocación de implantes dentales, hasta cirugía estética, oncológica y reconstructiva. Esta especialidad está muy relacionada con la cirugía plástica, la neurocirugía y la otorrinolaringología, con las que trabaja estrechamente, solapándose en algunos aspectos, así como con la especialidades odontológicas de ortodoncia y prostodoncia.
Así pues el cirujano maxilofacial trabaja en estrecha colaboración con el odontólogo, especialmente en problemas de una defectuosa relación dental y ósea, la existencia de dientes incluidos (aquellos que no acaban de salir o que lo hacen fuera de su sitio), la colocación de implantes para prótesis fijas, etc.
La cirugía maxilofacial es una de las últimas soluciones para una serie de problemas que la ortodoncia no puede resolver. Un caso claro está en la falta de armonía entre el tamaño del maxilar superior y de la mandíbula con el que se pueden ocasionar no sólo problemas estéticos, sino también funcionales, especialmente en lo que respecta a la masticación.
Una de las intervenciones más frecuentes de la cirugía maxilofacial es la de la colocación de implantes para prótesis fijas. Los implantes son piezas de titanio u otros materiales que se colocan en el hueso maxilar para luego fijar la prótesis sobre ellas, sea de uno, varios o todos los dientes.
También los trastornos del músculo temporomandibular, cuando no se reducen con otros tratamientos pueden ser subsidiarios de una cirugía maxilofacial, al igual que la eliminación de quistes o tumores surgidos en la cavidad bucal.
Como todo procedimiento quirúrgico se iniciará administrando al paciente la anestesia general o un sedante para dormirlo. Luego el cirujano hará las correcciones necesarias en su cara, mandíbula, boca o cuello. Esto puede incluir un realineamiento de los huesos, la fijación de los huesos con pines o placas y extracciones de los dientes. Los tejidos pueden ser removidos o injertados también.
Una vez terminada la operación, el paciente deberá cumplir una serie de requisitos y cuidados como el no fumar al menos en tres días, aplicar hielo a las zonas hinchadas, tomar las medicinas recetadas, evitar comidas picantes, calientes o ácidas, no usar ninguna pajilla para beber y sobretodo no escupir. La mayoría de las personas comienzan a sentirse mejor dentro de 6 semanas después de la cirugía maxilofacial. Sin embargo, todo el proceso de recuperación puede durar 12 meses para algunas personas.
Cada diente está sujeta por una raíz. Esta sujeción es vulnerable a los ataques de bacterias para que puedan derivar en caries y a la larga perder la vitalidad del diente desde su raíz. En los casos en que el deterioro sea tan grave habrá que colocar implantes. La implantología supone sustituir la raíz del diente perdido por una raíz artificial o implante, generalmente de titanio.
El implante se integra en el hueso maxilar uniéndose fuertemente a él para posteriormente colocar la prótesis dental. Mediante implantes podemos realizar la sustitución de un único diente, de varias piezas, o incluso de toda la dentadura. De esta forma restauramos la salud, la comodidad, la estética de la boca y su funcionalidad.
Las agresiones que pueda sufrir una dentadura para que termine necesitando un implante son variadas:
- Aparición de espacios entre los dientes que retienen restos de alimentos, lo que favorece la aparición de caries y la inflamación de las encías.
- Los dientes se desplazan e inclinan desarrollándose una “bolsa periodontal” (donde se acumulan bacterias) a lo largo de la raíz.
- Cuando una zona de la encía está inflamada, el hueso adyacente también se inflama, se debilita y poco a poco empieza a desaparecer la estructura ósea. Esto puede llevar a la pérdida del hueso que soporta el diente provocando la caída de la pieza.
- Cuando comemos, los alimentos deben ser triturados adecuadamente. Cada pieza dental tiene una función diferente en la masticación, por lo que si faltara alguna pieza, este proceso no se realizaría correctamente y el alimento pasa al estómago en condiciones que no son las idóneas para una digestión correcta. Esta es la causa de importantes dolencias estomacales.
- Los dientes también tienen una función estética. El aspecto facial puede variar en función de la posición de los dientes, de su color o su tamaño, alterando el tono muscular del rostro y provocando la aparición de arrugas que dan un aspecto de envejecimiento prematuro a la persona.
La intervención quirúrgica, la implantación se desarrolla en varias fases:
- Estudio y planificación: Es un análisis médico y odontológico del paciente donde el implantólogo predice con exactitud el lugar del diente a reponer.
- Colocación de los implantes en el hueso: Bajo anestesia local, se hace una pequeña incisión en la mucosa de la encía y se labra un lecho en el hueso en el que se introduce el implante. A continuación se sutura la encía.
- Colocación de los pilares de la prótesis: Se descubren los implantes mediante un pequeño corte en la encía y se colocan unas piezas que servirán de soporte para los dientes artificiales.
- Colocación de la prótesis: Se realiza un molde para fabricar la prótesis dental que irá sujeta a los implantes. Estas piezas deben ajustarse con seguridad y resistir la presión diaria de la masticación y el habla.
Al finalizar la intervención y con los nuevos implantes será posible hacer una vida totalmente normal, por lo que masticar cualquier tipo de alimento ya no supondrá ningún problema.
Siente un dolor al morder, tiene dificultad para abrir o cerrar la boca, tiene dolor de cabeza o de oído, o siente como bloqueada la mandíbula. Todos estos son síntomas de un trastorno de la articulación temporomandibular, es decir tiene una serie de problemas que afectan las articulaciones y músculos de la masticación que conectan la mandíbula inferior al cráneo. Son conocidos como trastornos de la ATM, que se refiere al nombre de la articulación.
Cuando se padecen los síntomas las zonas afectadas son:
- Disco cartilaginoso en la articulación.
– Músculos de la mandíbula, la cara y el cuello
– Ligamentos, vasos sanguíneos y nervios cercanos
– Dientes.
Estos trastornos pueden a parecer por muchas causas, pero normalmente no hay un solo motivo, sino un combinación de ellos. Puede ser por:
- Una mala mordida.
– Por una mala colocación del dispositivo de ortodoncia.
– Por estrés. Esto puede generar bruxismo, es decir el rechinar los dientes de tal manera que uno se termina desgastando la dentina y el esmalte. Este fenómeno es habitual en niños y embarazadas y se trata del hábito involuntario de apretar las estructuras dentales sin propósitos funcionales. Cabe decir pero que muchas personas que han sufrido de bruxismo no han visto afectado su ATM, no es un factor único.
– Por mala postura. Aquellos que trabajan sentados delante un ordenador pueden acabar con el hábito de mantener la cabeza hacia delante durante horas, provocando la tensión en todos los músculos de la cara y el cuello.
– Por mala alimentación y mal uso de la masticación.
– Por falta de sueño o trastornos de sueño. Mucha gente aprieta la mandíbula mientras duerme provocando daños en las articulación temporomandibular.
Por todo eso, pueden aparecer los “puntos desencadenantes”, es decir que se contraen los músculos en la mandíbula, la cabeza y el cuello. Estos terminan generando los síntomas para el trastorno de ATM, remitiendo el dolor en otras áreas como en la cabeza o el oído.
Una vez diagnosticado el trastorno, el tratamiento puede ser más simple o más complejo. Cada caso necesita solucionarse a su manera. La forma más simple para mejorar la articulación temporomandibular es a través de ejercicios de estiramiento, masajes a los músculos alrededor de la mandíbula que le puede aplicar el especialista. Luego está la prevención, el no masticar chicle, vigilar los bostezos y no cantar. Un buen alivio para el dolor también está en aplicar toallas húmedas, frías o calientes en la cara.
En cuanto a medicamentos, su médico será el mejor prescriptor. Pero los calmantes como paracetamol, ibuprofeno o naxopreno le ayudarán, así como otros relajantes musculares. Ha habido casos también donde se han tenido que inyectar bótox para relajar la musculatura.
Si los ejercicios de relajación o los medicamentos no hacen efecto, el médico siempre puede recomendar la opción de la férula o aparato para tratar el rechinamiento y apretamiento de los dientes. Aunque resulte muy beneficioso para el paciente hay que ir con cuidado con estos protectores, pues a la larga pueden terminar cambiando la mordida para siempre.
A lo largo de los años, la clave para que los pacientes en consulta al dentista no huyeran despavoridos estaba en la aplicación de los medicamentos sedantes para insensibilizar la zona trabajada. Actualmente, las fórmulas son muy variadas y aquel que se visite ya no tiene porque huir por el miedo al dolor. Algunos medicamentos controlan el dolor, otros ayudan a relajarse y otros provocan un sueño profundo durante el tratamiento dental. La clave está en conversar con su dentista para decidir cual medicamento se le aplica durante el tratamiento. Hay que tener en cuenta una serie de factores como, el tipo de procedimiento, la salud general del paciente, su historial de alergias y su grado de ansiedad. Así se podrá determinar cuál es el mejor enfoque para su caso concreto.
Principalmente se aplica la anestesia local para evitar el dolor en una zona específica de la boca durante el tratamiento, ya que bloquea los nervios que sienten o transmiten el dolor, lo cual entumece los tejidos de la boca. El dentista podrá aplicar un anestésico tópico para insensibilizar la zona como preparación antes de inyectar un anestésico local. Los anestésicos tópicos también pueden utilizarse para calmar las dolorosas úlceras de la boca. Los anestésicos inyectables podrán utilizarse en procedimientos como los empastes, la preparación de los dientes para las coronas o el tratamiento de la enfermedad de las encías.
En algunas visitas el médico tendrá que administrar un sedante, para introducir una sedación moderada, antes o durante el procedimiento dental pertinente. Entre los métodos de sedación se encuentran la inhalación (utilizando óxido nitroso), la ingestión (tomando una pastilla) y la inyección intravenosa. Los tratamientos más complejos podrán requerir fármacos que induzcan una sedación profunda, la cual reduce la consciencia a fin de aliviar tanto el dolor como la ansiedad. En ocasiones, se podría utilizar anestesia general, en la que los fármacos provocan una pérdida de conciencia temporal.
La práctica más usada pero es la sedación consciente, segura y efectiva para pacientes que necesiten cirugía menor o un procedimiento para diagnosticar una afección. Aún siendo una sedación de muy bajo riesgo, si le administran demasiada cantidad del medicamento, se pueden presentar problemas con la respiración. Un médico o el personal de enfermería estarán vigilándolo durante todo el procedimiento para ayudarlo con su respiración, de ser necesario.
Una vez terminado el trabajo realizado en la zona afectada, el paciente se irá aún bajo los efectos de la anestesia, pero a medida que avance el día la sensibilidad volverá y con ella el dolor. Es por eso que dependiendo del procedimiento ejercido el cliente necesitará un tipo de calmante. Hay dos tipos de analgésicos: los narcóticos y los no narcóticos. Los más usados para aliviar el dolor de dientes son la aspirina, el acetaminofén y los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, todos no narcóticos. En casos de dolores más agudos, podrán optar a calmantes narcóticos de tipo opiáceo ya que actúan directamente al sistema nerviosos central.
Una vez en casa, el paciente deberá consumir comida saludable para restablecer su energía, evitar conducir, operar maquinaria, tomar alcohol y tomar decisiones legales durante al menos 24 horas, y seguro que al día siguiente ya estará capaz de retornar a sus actividades cotidianas.